El presidente Javier Milei brindó un discurso de tono firme durante la cumbre del Mercosur, donde reclamó una revisión integral del funcionamiento del bloque y advirtió que la región enfrenta una elección decisiva: modernizarse o quedar atrapada en un esquema agotado que no genera resultados concretos.
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En su intervención, Milei dio la bienvenida a Bolivia, que participó por primera vez como miembro pleno, y felicitó a Chile por su reciente proceso electoral, al destacar el triunfo de José Antonio Kast como una señal regional en favor de economías abiertas y competitivas. A partir de allí, fue directo al diagnóstico: sostuvo que el Mercosur no cumplió sus objetivos fundacionales.
El mandatario enumeró las falencias del bloque: ausencia de un mercado común real, falta de libre circulación efectiva, escasa coordinación macroeconómica y una armonización normativa insuficiente que encarece el comercio. En ese marco, cuestionó el peso de una estructura burocrática sobredimensionada y afirmó que las instituciones deben evaluarse por sus resultados, no por su retórica.
Milei remarcó que el comercio intrazona se encuentra por debajo de niveles históricos y reclamó un arancel externo común más simple, moderno y competitivo. También planteó la necesidad de una reforma institucional profunda, orientada a reducir costos y facilitar intercambios. “La integración debe servir al comercio y no a la burocracia”, sostuvo, y defendió la flexibilidad como una herramienta clave para el desarrollo.
El Presidente destacó el potencial desaprovechado de la región, con abundancia de energía, minerales críticos y alimentos, pero condicionado por trabas internas y regulaciones excesivas. Según afirmó, sin un cambio de enfoque, esos recursos seguirán sin traducirse en crecimiento y generación de riqueza.
Otro de los puntos centrales fue la relación con la Unión Europea. Milei criticó la demora de décadas en cerrar el acuerdo comercial y calificó esa lentitud como incompatible con un mundo que avanza rápidamente. A su entender, la región no puede permitirse años de discusiones administrativas sin resultados concretos.
En el plano político, el mandatario reclamó una condena explícita al régimen de Nicolás Maduro, al que calificó como una dictadura atroz e inhumana. Exigió la liberación de los presos políticos, incluido el argentino Nahuel Gallo, y pidió respetar la voluntad del pueblo venezolano. También subrayó la necesidad de fortalecer la cooperación regional contra el narcotráfico y el crimen transnacional.
Antes del cierre, Milei reiteró el reclamo argentino por la soberanía de las Islas Malvinas y pidió el respaldo del Mercosur. Con una definición final, sostuvo que el proteccionismo, la burocracia y la complacencia fueron responsables del estancamiento regional y afirmó que Argentina eligió abandonar esas recetas. El mensaje al bloque fue claro: acompañar el cambio o correr el riesgo de convertirse en un obstáculo para el futuro.