La Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) publicó su último informe del Nowcast de Pobreza, que registró una caída histórica de la pobreza en la Argentina: el indicador se ubicó en 30,7% durante el semestre abril-septiembre de 2025, con un intervalo estadístico que la sitúa entre 29,3% y 32,2%.
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Se trata del mejor dato social en más de diez años, y marca un quiebre respecto de los niveles registrados en 2024, cuando la pobreza alcanzaba el 44,9%. La indigencia también mostró una fuerte baja, pasando del 12,8% al 7,1%, lo que evidencia una mejora sostenida en los ingresos reales de los sectores más vulnerables.
De acuerdo con la UTDT, los ingresos familiares crecieron 64,8% interanual, muy por encima del incremento del 27,6% en la Canasta Básica Total (CBT), que se ubicó en $368.720 por adulto equivalente en el Gran Buenos Aires. Esta diferencia permitió una recomposición significativa del poder adquisitivo y una mejora estructural en los indicadores de bienestar.
El estudio estima que actualmente 9,2 millones de personas viven en hogares urbanos pobres sobre un total de 29,7 millones, mientras que 2 millones se encuentran en situación de indigencia.
El informe señala que la mejora comenzó a consolidarse desde febrero de 2024, cuando la inflación de las canastas básicas empezó a desacelerarse y los ingresos reales crecieron de forma sostenida.
Durante el primer semestre de 2025, el país aún registraba una tasa de pobreza del 52,9% y una indigencia del 18,2%, como consecuencia de los rezagos inflacionarios heredados. Sin embargo, la combinación de estabilidad de precios, recuperación del salario real y reactivación del consumo permitió revertir esa tendencia.
“Durante el semestre abril-septiembre de 2025, los ingresos de los hogares crecieron por encima del costo de las canastas, induciendo una caída en la medición de pobreza y de indigencia”, concluye el documento académico.
Los economistas de la UTDT señalaron que el fenómeno refleja un proceso de “normalización económica con impacto social positivo”, impulsado por la estabilidad macroeconómica y la mejora del empleo.
La Argentina vuelve así a ubicarse por debajo del umbral simbólico del 30% de pobreza, un nivel que no se alcanzaba desde principios de la década pasada.