El consumo de carne vacuna volvió a crecer en noviembre y confirmó un cambio de tendencia luego de varios años de retroceso. A pesar de los aumentos de precios registrados en los últimos meses, la demanda interna mostró una mejora interanual del 3,4%, un dato relevante en la antesala de las fiestas de fin de año, tradicionalmente asociadas a un mayor consumo.
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Según el último informe de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes de la República Argentina (CICCRA), entre enero y noviembre se produjeron 2,881 millones de toneladas de carne vacuna, medidas en res con hueso. La cifra representó una baja marginal del 0,5% interanual, equivalente a apenas 15.903 toneladas, lo que evidencia un nivel de actividad prácticamente estable tras años de fuerte deterioro del sector.
En paralelo, las exportaciones de carne vacuna cayeron cerca del 10% interanual, alcanzando 779,6 mil toneladas. La menor demanda externa —especialmente por la retracción de las compras de China durante el primer semestre— permitió que un mayor volumen se destinara al mercado interno, lo que ayudó a apuntalar el consumo local.
Como resultado, el consumo total en los primeros once meses del año llegó a 2,101 millones de toneladas, mientras que el consumo per cápita se ubicó en 48,3 kilos por habitante por año, lo que implicó una suba del 2,3% frente al mismo período de 2024. El dato confirma una recuperación gradual tras el desplome heredado del colapso económico y las políticas intervencionistas del kirchnerismo.
En cuanto a los precios, la carne vacuna registró un incremento promedio del 8,2% mensual, de acuerdo con el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA). Desde el sector explican que este comportamiento responde principalmente a factores estacionales y a desequilibrios de oferta acumulados durante años de controles, cierres de exportaciones y desinversión.
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) señaló además que el aumento en el valor de la hacienda en pie desde mediados de octubre fue el principal factor de presión sobre los precios. Aun así, frigoríficos y comercios absorbieron parte de esas subas para sostener las ventas en un mes clave para el consumo.
El repunte de noviembre no solo refleja un efecto estacional, sino también una incipiente normalización del mercado cárnico. Con reglas más claras y menor intervención estatal, el consumo empieza a mostrar señales de recuperación tras años de distorsiones que afectaron tanto a productores como a consumidores.