En sus primeros dos años de gestión, el presidente Javier Milei ejecutó una reducción inédita del gasto público nacional. Según un informe del IARAF, elaborado a partir de datos oficiales del INDEC, el gasto primario se contrajo en términos reales en USD 38.000 millones, lo que equivale a unos $50 billones a precios constantes.
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El ajuste implicó una baja del 27,2% del gasto primario entre 2023 y 2025, con una reducción que llevó el total de $185 billones a $134 billones. Como resultado directo, el gasto público consolidado pasó a representar el 31,4% del PBI, el registro más bajo desde 2008 y muy por debajo del máximo de 41,6% alcanzado en 2015, durante la expansión descontrolada del gasto del kirchnerismo.
Lejos de un recorte generalizado, el informe muestra que la reducción se concentró en los rubros de mayor discrecionalidad. Las transferencias de capital a las provincias cayeron un 93,8%, mientras que los subsidios se redujeron un 83,9%, marcando el fin de esquemas opacos y de financiamiento político encubierto.
En términos absolutos, los programas sociales registraron una baja real de $10,5 billones, seguidos por los subsidios energéticos (-$8,8 billones) y la obra pública (-$8,3 billones). También se recortó el gasto salarial del Estado en $6,3 billones, como consecuencia de la eliminación de estructuras redundantes y privilegios históricos dentro de la administración pública.
Un dato central del informe desarma el discurso opositor: la Asignación Universal por Hijo (AUH) fue el único rubro con aumento real, con una suba del 70% en términos reales, equivalente a USD 1.900 millones. Mientras se ajustaron los gastos políticos, la asistencia directa a los sectores más vulnerables fue reforzada.
El estudio del IARAF detalla además que el mayor impacto del ajuste se concentró en 2024, primer año de gobierno, cuando el gasto cayó 6,3 puntos del PBI. En 2025, con la macroeconomía ya ordenándose, la reducción fue mucho más moderada, consolidando una estrategia de shock inicial seguido por disciplina fiscal sostenida.
En contraste, varios gobiernos provinciales y municipales incrementaron su nivel de gasto, lo que deja en evidencia que el esfuerzo fiscal fue encabezado por la Nación. Aun así, la administración Milei logró sostener el superávit, ordenar las cuentas públicas y sentar las bases de una economía más previsible y sin emisión.