El Banco Central de la República Argentina tiene un amplio margen para incrementar sus reservas internacionales mediante compras de divisas sin absorber los pesos emitidos en el proceso. Este mecanismo, conocido como remonetización, permitiría adquirir hasta USD 40.000 millones, según cálculos de distintas consultoras económicas.
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El ministro de Economía, Luis Caputo, afirmó que la acumulación de reservas es una prioridad, aunque aclaró que el Gobierno avanzará de manera gradual para no generar tensiones en el mercado cambiario. El Ejecutivo busca evitar saltos inflacionarios o movimientos bruscos que pongan en riesgo la estabilidad alcanzada.
El Gobierno también evaluó el impacto que tendría una entrada repentina de capitales. Caputo ejemplificó que, ante un flujo abrupto —como un hipotético ingreso de USD 25.000 millones—, una compra masiva del BCRA podría generar un desbalance, dado que la demanda de pesos todavía es limitada.
En paralelo, Javier Milei insistió en que la estrategia no depende exclusivamente de la emisión para acumular reservas. El Presidente remarcó que, si Argentina logra recuperar el acceso al mercado financiero internacional, la necesidad de comprar grandes volúmenes de divisas disminuiría. “Si conseguimos acceso al crédito, no precisamos acumular tanto”, señaló, aunque advirtió que “los tiempos del mercado son inciertos”.
Los informes de la consultora Empiria indican que el espacio para remonetizar asciende a unos USD 38.000 millones, sustentado en que el agregado monetario M2 se ubica en el 6,8% del PBI, muy por debajo del promedio de 2004-2019. Otro análisis, elaborado por Marcos Buscaglia, proyecta un potencial cercano a USD 40.000 millones hasta 2027.
Para que ese nivel de compras sea posible, se requieren superávits en la balanza comercial y un flujo sostenido desde el mercado de capitales, dos factores que comienzan a mostrar señales positivas. Empresas privadas ya colocan deuda en el exterior y regresan capitales que habían migrado como cobertura electoral.
La remonetización ya genera efectos visibles: las tasas de financiamiento para PYMES y créditos de corto plazo continúan en baja y la caución bursátil cayó del 70% anual previo a las elecciones a niveles inferiores al 25%. La demanda de pesos también se fortaleció y el dólar mayorista perforó la barrera de los $1.400, reflejando estabilidad en un período de menor liquidación del sector agroexportador.
El Gobierno considera que este proceso es clave para impulsar el consumo, abaratar el crédito y consolidar la recuperación económica sin generar presiones adicionales sobre el tipo de cambio.