Las reservas internacionales del Banco Central de la República Argentina alcanzaron este viernes su nivel más alto desde la asunción de Javier Milei, en un contexto de orden macroeconómico, coordinación fiscal y señales claras hacia los mercados. Las tenencias brutas treparon a USD 43.610 millones, tras un incremento de más de USD 1.000 millones en la última semana.
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Según el informe diario del BCRA, solo en la jornada del viernes las reservas crecieron USD 596 millones, marcando el registro más elevado desde agosto. El aumento semanal totalizó USD 1.197 millones, en la antesala de un vencimiento de deuda por USD 4.200 millones previsto para el 9 de enero, un dato clave para la estabilidad financiera de corto plazo.
El desempeño estuvo impulsado por la revalorización del oro, el fortalecimiento del yuan chino y el ingreso de fondos provenientes de organismos internacionales. El Banco Central posee 1,98 millones de onzas de oro, cuyo valor se incrementó un 73% en lo que va del año, aportando una mejora cercana a USD 3.900 millones a las reservas. Actualmente, el metal supera los USD 9.000 millones y ya representa cerca del 20% del total, frente al 15% previo.
A este proceso se sumaron las compras de divisas del Tesoro Nacional, realizadas fuera del Mercado Libre de Cambios. El ministro de Economía, Luis Caputo, confirmó adquisiciones por casi USD 900 millones, con el objetivo de asegurar el pago de deuda sin generar tensiones cambiarias ni financieras.
Entre el 4 de diciembre y la última semana, los depósitos en dólares del Tesoro en el BCRA pasaron de USD 97 millones a cerca de USD 2.000 millones, impulsados por compras en el mercado, desembolsos de organismos internacionales —principalmente del BID— y la colocación del BONAR 2029N. A esto se suma el avance en la concesión de las represas hidroeléctricas del Comahue, operación que podría aportar USD 700 millones adicionales.
En paralelo, el Banco Central lanzó una nueva fase del programa de acumulación de reservas, que habilita compras directas de dólares dentro de las bandas cambiarias, independientemente del nivel del tipo de cambio. El esquema apunta a consolidar el proceso de normalización monetaria y cumplir con los compromisos externos, en línea con los pedidos del FMI.
Con una base monetaria controlada y una estrategia de acumulación gradual, el Gobierno busca reforzar la credibilidad del programa económico. El mensaje es claro: reservas en alza, pagos asegurados y un rumbo macroeconómico previsible, tras años de desorden y fragilidad financiera.